- 29 de mayo de 2014 - 08:56
La presidenta brasileña Dilma Rousseff, presentó un documento titulado "Garantía de ley y orden". Figuran granadas, cartuchos antidisturbios y 57 mil efectivos de las Fuerzas Armadas.
Brasil, sede este año de la Copa del Mundo, por fuera de lo que se muestra en las publicidades que intentan darle un marco festivo a la máxima competencia del fútbol del mundo, puertas adentro se enfrenta al tráfico y consumo de drogas e intenta desde hace años combatir la amenaza de grupos armados extraoficiales.
Es por eso que para el gobierno de Rousseff, la seguridad no es un detalle menor y con los ojos del mundo puestos en el país, intenta extremar todas las medidas posibles. El secuestro, el vandalismo y la dorga, cabe destacar que Brasil es el segundo mayor consumidor del mundo después de Estados Unidos, son un problema que no puede ser librado al azar.
Por eso para enfrentar la problemática se realizó el documento titulado "Garantía de ley y orden", que intentará que las problemáticas del país vecino no se conviertan en un problema nacional, ni lleguen a tener escala mundial.
De esta manera, según detalla el documento, se invirtió en: 270 mil granadas y municioneslacrimógenas y 263 mil cartuchos anti-disturbios, además de la participación de 57 mil efectivos de las Fuerzas Armadas que custodiarán las ciudades y 21 mil más quedarán en alerta para una eventual emergencia.
Además de eso, que era lo pautado inicialmente, Brasil incorporó apoyo extra de los soldados. La medida fue decidida en una reunión de la que participaron el ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, el coordinador de acciones de defensa de la Copa del Mundo, general José Carlos De Nari, y el secretario estadual de Seguridad Pública José Mariano Beltrame, según informó el diario brasileño O Globo.
El ejército será el responsable de la seguridad de los aeropuertos y hoteles brasileños donde se hospedarán las 32 selecciones durante la Copa del Mundo de fútbol, que comenzará dentro de 14 días en San Pablo.
La decisión de convocar a más militares fue adoptada luego de que Rousseff tomó conocimiento de que el lunes pasado un grupo de manifestantes rodeó el ómnibus del seleccionado local en el hotel contiguo al Aeropuerto Internacional Tom Jobim.
Mientras tanto otro grupo de militares hizo simulacros la semana pasada en puntos estratégicos de Brasilia, donde el martes pasado hubo violentos choques entre la policía y manifestantes.
Un dato no menor es que después del Mundial, Brasil tendrá otro desafío por delante, lasOlimpíadas, por lo que las medidas continuarán seguramente en el país durante casi todo el 2014.
Es por eso que para el gobierno de Rousseff, la seguridad no es un detalle menor y con los ojos del mundo puestos en el país, intenta extremar todas las medidas posibles. El secuestro, el vandalismo y la dorga, cabe destacar que Brasil es el segundo mayor consumidor del mundo después de Estados Unidos, son un problema que no puede ser librado al azar.
Por eso para enfrentar la problemática se realizó el documento titulado "Garantía de ley y orden", que intentará que las problemáticas del país vecino no se conviertan en un problema nacional, ni lleguen a tener escala mundial.
De esta manera, según detalla el documento, se invirtió en: 270 mil granadas y municioneslacrimógenas y 263 mil cartuchos anti-disturbios, además de la participación de 57 mil efectivos de las Fuerzas Armadas que custodiarán las ciudades y 21 mil más quedarán en alerta para una eventual emergencia.
Además de eso, que era lo pautado inicialmente, Brasil incorporó apoyo extra de los soldados. La medida fue decidida en una reunión de la que participaron el ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, el coordinador de acciones de defensa de la Copa del Mundo, general José Carlos De Nari, y el secretario estadual de Seguridad Pública José Mariano Beltrame, según informó el diario brasileño O Globo.
El ejército será el responsable de la seguridad de los aeropuertos y hoteles brasileños donde se hospedarán las 32 selecciones durante la Copa del Mundo de fútbol, que comenzará dentro de 14 días en San Pablo.
La decisión de convocar a más militares fue adoptada luego de que Rousseff tomó conocimiento de que el lunes pasado un grupo de manifestantes rodeó el ómnibus del seleccionado local en el hotel contiguo al Aeropuerto Internacional Tom Jobim.
Mientras tanto otro grupo de militares hizo simulacros la semana pasada en puntos estratégicos de Brasilia, donde el martes pasado hubo violentos choques entre la policía y manifestantes.
Un dato no menor es que después del Mundial, Brasil tendrá otro desafío por delante, lasOlimpíadas, por lo que las medidas continuarán seguramente en el país durante casi todo el 2014.
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