- 26 de mayo de 2014 - 02:56
Antes de su histórica visita al Muro de los Lamentos, el Papa pidió que nadie utilice el nombre de Dios para justicar la violencia en el mundo.
El papa Francisco visitó hoy el Muro de los Lamentos, el lugar más sagrado del Judaísmo, situado en el corazón del casco viejo de Jerusalén, al que se acercó para dejar una oración.
El pontífice llegó al único vestigio del segundo Templo Judío, destruido por los romanos, tras visitar la explanada de las Mezquitas, tercer lugar más sagrado del Islam, que se alza sobre el lugar en el que los judíos sitúan el templo y que es el corazón del conflicto en Oriente Medio.
En un discurso en dicha Explanada, el pontífice llamó a la paz y la justicia y pidió a judíos, cristianos y musulmanes que abran sus corazones y su mente para entender al otro, y pidió que nadie utilice el nombre de Dios para justificar la violencia.
"Mi peregrinación no sería completa si no incluyese también el encuentro con las personas y comunidades que viven en esta Tierra, y por eso, me alegro de poder estar con Ustedes, Amigos Musulmanes". dijo Francisco ante el gran muftí de Jerusalén, Mohamad Ahmad Husein, y otras autoridades islámicas.
El pontífice llegó al único vestigio del segundo Templo Judío, destruido por los romanos, tras visitar la explanada de las Mezquitas, tercer lugar más sagrado del Islam, que se alza sobre el lugar en el que los judíos sitúan el templo y que es el corazón del conflicto en Oriente Medio.
En un discurso en dicha Explanada, el pontífice llamó a la paz y la justicia y pidió a judíos, cristianos y musulmanes que abran sus corazones y su mente para entender al otro, y pidió que nadie utilice el nombre de Dios para justificar la violencia.
"Mi peregrinación no sería completa si no incluyese también el encuentro con las personas y comunidades que viven en esta Tierra, y por eso, me alegro de poder estar con Ustedes, Amigos Musulmanes". dijo Francisco ante el gran muftí de Jerusalén, Mohamad Ahmad Husein, y otras autoridades islámicas.
El papa Francisco pidió a judíos, cristianos y musulmanes que abran sus corazones y su mente para entender al otro, y pidió que nadie utilice el nombre de Dios para justificar la violencia.
En un discurso en la Explanada de las Mezquitas, el pontífice llamó a la paz y la justicia y reclamó la figura de Abraham como ejemplo, ya que las tres religiones monoteístas lo reconocen como padre de la fe y ejemplo a imitar "si bien de manera diferente".
En un discurso en la Explanada de las Mezquitas, el pontífice llamó a la paz y la justicia y reclamó la figura de Abraham como ejemplo, ya que las tres religiones monoteístas lo reconocen como padre de la fe y ejemplo a imitar "si bien de manera diferente".
Francisco llegó posteriormente en auto desde la vecina y disputada Explanada al Muro de los Lamentos, y fue recibido por uno de los rabinos más importantes de la ciudad, que le introdujo en el recinto reservado para los hombres.
Allí, un joven le explicó al pontífice en inglés la historia del monte Moria, lugar donde la tradición judía sitúa el templo edificado por Salomón para sustituir al Tabernáculo como único centro de culto del pueblo judío.
Considerado por la tradición judía el edificio más bello del mundo, en su interior se conservaba el arca de la alianza y otros objetos de culto como el candelabro de los siete brazos, y fue destruido durante el segundo asedio de Nabucodonosor II a Jerusalén (587 a.C.)
Un segundo Templo, mucho más modesto, fue levantado sesenta años después, durante el reinado del rey persa Darío I y destruido de nuevo por las tropas del emperador romano Tito en el año 70 d.C., durante la revuelta de los zelotes.
El único vestigio que queda hoy es el llamado Muro de los Lamentos, lugar más sagrado del judaísmo, al que Francisco se acercó para depositar una plegaria, como ya hicieran sus dos predecesores, Pablo II y Benedicto XVI.
Poco antes, el rabino había entonado una oración en hebreo en la que pidió por la paz en Jerusalén, la unidad y la lucha contra el odio a los judíos.
Tras la visita a los dos lugares más sagrados del judaísmo y el islám en Jerusalén, Francisco iniciará los actos protocolarios obligados para todos los jefes de estado que visitan Israel.
Acompañado pro el presidente del país, Simon Peres, depositará una corona en la tumba de Theodor Heerzl, fundador del sionismo, y visitará el museo del Holocausto.
Después, bendecirá a nueve niños en la sede de la presidencia del país, donde compartirá unas palabras con el propio Peres, visitará a los dos principales rabinos del estado, y recibirá al primer ministro, Benjamín Netanyahu, en el complejo de Notre Damme, que es territorio del Vaticano en la ciudad santa.
La peregrinación concluirá esta tarde con un encuentro ecuménico con religiosos en el huerto de Getsemaní, al pie del monte de los olivos, donde plantará su propio árbol, y una misa en el Cenáculo, edificio en disputa con Israel.
Allí, un joven le explicó al pontífice en inglés la historia del monte Moria, lugar donde la tradición judía sitúa el templo edificado por Salomón para sustituir al Tabernáculo como único centro de culto del pueblo judío.
Considerado por la tradición judía el edificio más bello del mundo, en su interior se conservaba el arca de la alianza y otros objetos de culto como el candelabro de los siete brazos, y fue destruido durante el segundo asedio de Nabucodonosor II a Jerusalén (587 a.C.)
Un segundo Templo, mucho más modesto, fue levantado sesenta años después, durante el reinado del rey persa Darío I y destruido de nuevo por las tropas del emperador romano Tito en el año 70 d.C., durante la revuelta de los zelotes.
El único vestigio que queda hoy es el llamado Muro de los Lamentos, lugar más sagrado del judaísmo, al que Francisco se acercó para depositar una plegaria, como ya hicieran sus dos predecesores, Pablo II y Benedicto XVI.
Poco antes, el rabino había entonado una oración en hebreo en la que pidió por la paz en Jerusalén, la unidad y la lucha contra el odio a los judíos.
Tras la visita a los dos lugares más sagrados del judaísmo y el islám en Jerusalén, Francisco iniciará los actos protocolarios obligados para todos los jefes de estado que visitan Israel.
Acompañado pro el presidente del país, Simon Peres, depositará una corona en la tumba de Theodor Heerzl, fundador del sionismo, y visitará el museo del Holocausto.
Después, bendecirá a nueve niños en la sede de la presidencia del país, donde compartirá unas palabras con el propio Peres, visitará a los dos principales rabinos del estado, y recibirá al primer ministro, Benjamín Netanyahu, en el complejo de Notre Damme, que es territorio del Vaticano en la ciudad santa.
La peregrinación concluirá esta tarde con un encuentro ecuménico con religiosos en el huerto de Getsemaní, al pie del monte de los olivos, donde plantará su propio árbol, y una misa en el Cenáculo, edificio en disputa con Israel.
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